Había una vez un niño muy curioso que se preguntaba si podía hacerle cosquillas a un tigre. Probablemente, todos sabemos que los tigres son animales salvajes y peligrosos, así que su mamá le advirtió que no lo hiciera. Pero él estaba muy intrigado y decidió ir a buscar a un tigre para descubrirlo por sí mismo.
Fue a un parque zoológico y encontró a un tigre naranja y negro. Al principio, el tigre parecía un poco gruñón, pero el niño se acercó lentamente y comenzó a hacerle cosquillas en su barriga. Para su sorpresa, el tigre comenzó a reírse y a mover sus patas como si también lo hicieran cosquillas.
El niño se divirtió mucho y continuó haciéndole cosquillas al tigre, hasta que decidió que era hora de irse. Antes de irse, el niño le agradeció al tigre por jugar con él y el tigre se despidió con un fuerte rugido que el niño interpretó como una sonrisa.
Este cuento nos enseña que, aunque los animales salvajes pueden ser peligrosos, a veces también pueden ser divertidos e inesperados amigos si se les trata con respeto y cuidado. Y aunque no siempre es recomendable acercarse a ellos, nunca se sabe lo que podría suceder si lo haces con precaución y amor.
