Simbo era un camaleón que vivía en una hermosa isla del Pacífico. Desde que nació, sus padres se dieron cuenta de que era diferente a los demás camaleones. No podía cambiar de color como lo hacían sus hermanos, amigos y otros animales de la isla.
Esto hacía que Simbo se sintiera triste y en ocasiones excluido, pues los demás animales lo consideraban extraño y no querían jugar con él. Pero un día, Simbo decidió explorar la isla y encontró un jardín mágico.
Allí conoció a un sabio búho que le explicó que no tenía nada de malo ser diferente y que cada ser vivo tiene habilidades únicas que lo hacen especial. Después de esa conversación, Simbo comprendió que su diferencia no lo hacía menos valioso.
Así que decidió mostrarle a todos los demás animales de la isla su don: era capaz de imitar los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros y el murmullo del agua. Todos quedaron asombrados y se dieron cuenta de que Simbo era un camaleón muy especial.
Desde ese día, Simbo dejó atrás su tristeza y se convirtió en el amigo de todos los animales de la isla. Y así, juntos, vivieron felices y en armonía en ese hermoso lugar del Pacífico.