El Gato Ensombrerado, también conocido como El Gato Garabato, llegó a una casa en un día de lluvia para divertir a dos niños llamados Sally y Conrad. Este gato mágico y travieso tenía un sombrero rojo y blanco que lo hacía muy peculiar.
En cuanto apareció, el Gato Ensombrerado comenzó a hacer travesuras y a jugar con los niños. Les mostró un sinfín de cosas que podía hacer con su sombrero mágico, como sacar peces dorados del agua, jugar al béisbol y hasta hacer malabares.
Pero su diversión se vio amenazada cuando apareció un pez parlante llamado «Pececito» que les informó que su visita era prohibida por sus padres. Para evitar que les causara problemas, el Gato Ensombrerado intentó esconderse por toda la casa junto con los niños, pero los planes siempre terminaban en desastres.
Finalmente, la casa quedó destruida, pero el Gato Ensombrerado tuvo la solución para arreglar todo lo que habían hecho. Se subió a la escoba y limpió todas las manchas de la pared y dejó todo en su lugar.
La visita del Gato Ensombrerado había sido única y llena de aventuras para Sally y Conrad, pero al final del día, el Gato Ensombrerado se fue con la promesa de volver pronto. Sally y Conrad se quedaron con una sonrisa en la cara y un bonito recuerdo de un gato muy particular que les había enseñado que el juego y la diversión siempre pueden estar presentes en nuestra vida.