En este cuento, una madre adinerada lleva a su hija a pasar unos días con una familia campesina pobre en el campo con la intención de que la niña aprenda a valorar su posición privilegiada. Después de pasar tiempo con la familia humilde, la hija reflexiona sobre las diferencias entre sus vidas. Ella se da cuenta de que la familia pobre tiene cosas que ellas no tienen, como un río cristalino, animales y una conexión más estrecha con la naturaleza. También comprende que la felicidad no depende de factores externos como la riqueza o las posesiones, sino que viene de dentro y depende de la actitud de uno hacia la vida. El cuento concluye con la hija agradeciendo a su madre por enseñarle sobre las diferencias entre ricos y pobres y la importancia de la felicidad.